AMOR INCONDICIONAL

La religión nos ha impuesto la creencia falsa de que para santificarnos tenemos que dar a otros. Tenemos que abandonarnos a nosotros mismos en la causa de servir a los otros. Pero cuando damos desde ese espacio lo único que alimentamos es el resentimiento, porque el abandono alimenta  el resentimiento.  

Para dar en el afuera incondicionalmente - para poder dar servicio incondicionalmente - tenemos primero que darnos ese regalo a nosotros mismos.

La gente siempre me hace reír. Dicen, “Oh, no tengo tiempo para practicar, tengo que llevar a mi hijo al cine”, o “no tengo tiempo de practicar porque tengo que llevar a Ana Maria a la clase de baile”, o “no puedo practicar por mi trabajo”…, o “porque mi madre me necesita, porque…..porque…..porque…”. Pero la verdad es que el único regalo verdadero que le podemos dar a nuestros hijos - o a la humanidad en general - es el amor incondicional a uno mismo.

Porque el amor incondicional a uno mismo les permite a todos alcanzar
la libertad total.

Y ese es el regalo más grande que les puedo dar a todos: permitirles tener su propia experiencia. Permitirles tener su propia y completa expresión de humanidad. Permitirles disfrutar de la montaña rusa de la vida en todas sus dualidades y diversidades.

Tener la sabiduría de saber quien yo soy, les brinda a ellos la oportunidad de encontrarse a si mismos.
 

REGRESAR AMOR ROMANTICO SEGUIR Visitantes:Counter