Explicación
escrita: Leilui Nishmat: Abi u mori "Israel
ben Peshl" |
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y la entregó a Ieoshúa
Para
comprender este fragmento, hemos de citar estos versículos:
"6
Y
dijo Hashem a Moshé: toma para ti a Ieoshúa hijo de Nun,
varón que hay espíritu en él; y apoyarás tu mano sobre
él y lo pondrás delante de elazar el sacerdote y delante
de toda la congregación, y lo ordenarás ante sus ojos, y
darás de tu esplendor sobre él para que escuche toda la
congregación de Israel"
Hashem le dice en el versículo que
leímos: “Toma para ti”, 7
y
esta es una expresión que no se suele utilizar entre personas,
sino con objetos: ¡Toma el libro!, ¡Toma la pluma!, etc. lo
que nos viene a enseñar que lo tome por intermedio de elementos,
es decir, ‘que lo adquiera’ como amigo. De aquí aprendieron
nuestros maestros que la persona debe adquirir para si un amigo
a través de cosas también materiales, y que comparta además
con él horas de estudio, lectura, comidas y bebidas, y además
revele sus confidencias a este auténtico compañero que ha
logrado con esfuerzo.
Comenta el libro “Ialkut Shimoní” sobre la explicación de lo que
dijo el versículo: “Toma
para ti”: Moshé pretendía entregar el comando del pueblo
a su hermano Aharón, caso semejante a un niño que se quema con
una braza, (figurativamente se refiere a las personas con las
que tropezó Moshé a lo largo de su gestión al frente del
pueblo de Israel), ve una piedra preciosa y cree que es una
braza (por Ieoshúa, quién figurativamente era una piedra
preciosa), ve una perla, cree que es una braza. Así erró Moshé
el camino y dijo: “Que Aharón vaya en mi lugar”, en ves de
decir “Ieoshúa vaya en mi lugar”.
Pensó Moshé en otro momento que sus hijo heredarán la
presidencia, por
lo que comenzó a pedir a Hashem que nomine a su sucesor; a lo
que Hashem contestó: “¡Moshé, no es como vos piensas!, no
serán tus hijos los que heredarán tu lugar, sabes muy bien que
mucho te sirvió Ieoshúa, y tremendos fueron los honores que te
brindó, madrugaba para estar en la sala de conferencias a fin
de preparar todo y ordenar las esterillas y las alfombras donde
se sentaba la gente, y luego se quedaba para arreglar el
desorden hasta la caida de la tarde. Es digno que se cumpla en
él lo que está escrito: “8El
que se ocupa de la higuera, que coma su fruto, y el que cuida de
su amo, sea honrado”
La continuación del
versículo: “varón
que hay espíritu en él”: es decir, varón que hay en él
un espíritu digno de conducirse con cada uno según sus propios
espíritus: con el calmo, con el temperamental, etc. entender a
todos y dirigirse a ellos de acuerdo a la necesidad de su carácter
particular.
“Y apoyarás tu mano sobre
él”, otórgale ahora todo lo necesario para que pueda
enseñar en público y responder a las inquietudes de la gente.
Y haz que lo respeten, pues de lo contrario, cuando ya no estés
en este mundo, la multitud podrá decir: “Mientras Moshé, su
maestro, vivía no hacía esto, ¿y ahora que falleció el es
nuestro líder y se sienta en lugares preferenciales?.
“Y lo pondrás delante de
Elazar”: inclusive elazar, la máxima autoridad
sacerdotal en ese momento, estaría subordinado al liderazgo de
Ieoshúa. Sin embargo, como consecuencia de la tristeza interior
en la que estaba inmerso Moshé por causa que ninguno de sus
hijos heredaría el mandato, por eso Hashem le dijo: “Los
hijos de tu hermano Aharón, son como tuyos propios, y también
a quién Yo estableceré como principal conductor de Israel, irá
y se parará delante de la puerta de Elazar, tu sobrino”.
Esto
se parece al caso de cierto rey, que no tenía de su propia
sangre herederos capaces, con cualidades, personalidad y
temperamento para proseguir el mandato, motivo por el que otorga
el poder a uno de sus fieles, pero le aclara que pese a ser
ahora el líder, deberá presentarse y pararse en ciertas
ocasiones frente a la puerta de su hijo. Así ordenó Hashem a
Ieoshúa con respecto a Elazar, hijo del hermano de Moshé.
“Y darás de tu esplendor
sobre él”: “Darás de tu esplendor” y no “todo tu
esplendor”. El rostro de Moshé resplandecía como si
emanase rayos similares a los del sol, ya que en el Monte Sinaí
había recibido tal presente, y de ello cedería a Ieoshúa; por
lo que dijeron los ancianos de antaño: “El rostro de Moshé
se asemejaba al sol, y el de Ieoshúa a la luna” (ya que
recibió de la luminosidad
de Moshé, así como la luna recibe de la luz del sol).
Se
cita otro ejemplo: que Moshé era como una antorcha, capaz de
encender varias candelas sin que su resplandor y fuerza aminoren
en absoluto; así, pese a entregar de su sabiduría, de todas
maneras no cesó un céntimo de la suya propia.
6
- Bamidbar (En el desierto) 27: 18
7
– basado en el libro Ialkut shimoní (Pinjas 27)
8
– Proverbios 27
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