El pueblo de Israel se disponía a ingresar a la
tierra prometida y para ello, antes de la conquista
enviaron espías para que investiguen la tierra y lo que
hay en ella.
Cuando regresaron, los espías informan
sobre su misón: versa en Bamidbar 13: 33:
"Allí vimos a los gigantes hijos de Anac, de los
que cayeron del cielo, y parecíamos ante nuestros propios
ojos como langostas y así éramos ante los ojos de
ellos" (Esto es según la
explicación de Rashí, quién menciona que está escrito
dos veces la palabra "nefilín", por lo que
forzosamente la segunda nos viene a indicar la acción de
caer que marca su procedencia, es decir, que cayeron del
cielo).
y para comprender mejor el asunto y saber
como nacieron estos gigantes producto de una combinación
entre los demonios que cayeron del cielo y los humanos,
recomendamos que ingresen a Pirkei
de Rabí eliezer capítulo 22 donde está todo
explicado.
Lo
que queda bien claro hasta ahora es que había gente de un
tamaño muy grande, y para saber exactamente cual era ese
tamaño, debemos calcular cual es la diferencia que hay
entre una langosta y una persona, ese producto que nos dio
lo multiplicamos ahora por lo que mide una persona y
tendremos la altura de esos individuos. Y esto es
textualmente lo que está escrito en el versículo: "éramos
ante sus ojos como langostas".
Debemos
calcular ahora, que semejantes individuos no se alimentarán
de frutas y verduras como las nuestras, deberían crecer
mucho más grandes para satisfacer sus necesidades, y esto
lo explica también el Jumash de la investigación que
realizaron los espías que fueron a explorar la tierra, a
continuación de mencionar a los gigantes que vieron,
versa:
Bamidbar
13: 23: "y cortaron de allí un sarmiento y un
racimo de uvas y lo pusieron en una pértiga (un palo que se agarra entre dos y se lleva colgada la carga) entre dos, y de las granadas y de los higos"
Rashi
explica que al decir pértiga, ya se entiende que se lleva
entre dos, entonces ¿para qué la Torá reitera y
menciona entre dos?. Para enseñarte que pusieron el
racimo de uvas en dos pértigas.
Vemos
que era muy grande el racimo de uvas y es algo lógico que
haya frutas de semejante tamaño en una tierra donde sus
habitantes son gigantes. Además, se puede ver el tamaño
increible que tenían las frutas del lugar en el Talmud,
tratdo de Ketubot, al final del libro.
Pero
también es lógico que si hay frutas gigantescas y
hombres gigantescos, que también los animales sean
proporcionales. Y de eso el Jumash no habla en forma
revelada, pero la lógica indica que así debería ser.
Recurrimos
al Talmud, el tratado de Babá Batrá en la página 73, y
allí nos relata de los animales que había en la tierra
de Israel, y hace mensión por ejemplo a uno que se
llamaba "Reem", el cual tenía un gran cuello,
como de tres kilómetros de largo y su cabeza era grande
también, y la longitu de su cuerpo de cuatro kilómetros.
Y no es exajerada la longitud de este animal si comparamos
la diferencia que hay entre una langosta y un hombre,
comparemos esa misma diferencia aplicada a los animales y
veremos que es proporcional.
Ahora,
lo interesante es que la descripción que da el Talmud de
este Reem, se asemeja bastante a lo que los arqueólogos
mencionan sobre el aspecto de los dinosaurios.
Y
todo concuerda, solo que lo que dicen los científicos
respecto a la época en la que vivieron esos animales de
gran tamaño, no están acertados, ya que mencionan
millones de años, y se basaron para decir eso en
mediciones echas con carbono 14, pero se han realizado
pruebas de laboratorio y se aplicó un cierto tratamiento
químico a un objeto recién fabricado
obteniendo como resultado a través de una medición con carbono 14, que
ese elemento tenía una antigüedad de 5000 años, por lo
que descubrieron que no son exactas ni mucho menos las
mediciones realizadas a través de ese sistema y nos queda
solamente nuestra antigua y fiel teoría:
El mundo tiene 5761 años, y por lo tanto los
dinosaurios no pertenecen a una época anterior,
sencillamente porque el mundo aun no había sido creado.
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