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“Nada se pierde, todo se transforma!"

 Todo está insinuado en la Torá

Sobre el nombre del sucesor de Moshé: Ioshúa 

Esta página tiene algunas palabras en Hebreo, si deseas verlas debes bajar una fuente que contiene esas letras. Bajala de aquí 

Veamos sobre este interesante tema.

Versa en Bereshit (Génesis) 17: 15: "Dijo Hashem a Abraham: tu mujer Saraí ("hra"), no será más llamado su nombre Saraí, sino que Sará ("vra") será su nombre"

Versa en Bamidvar (Números) 13: 16: "Y llamó Moshé a Oshea ("gauv") hijo ("ic") de Nun: Ioshúa ("gauvh")".

Moshé le puso un nombre que significa "salvación", y lo necesitaba para salvarse de los demás espías que fueron a investigar si la tierra era propicia para ser conquistada, es porque los demás enviados tenían en su corazón pensamientos impíos. 

Lo que pudimos apreciar en el versículo de Bershit 17: 15 es que le sacaron una letra al nombre de la esposa de Abraham, y la pregunta es ¿A dónde fue a parar esa letra?.

La respuesta es que cuando Moshé le agregó una letra al nombre de  Oshea ("gauv"), y le puso Ioshúa ("gauvh")", esa letra  "h" que le agregó, no es ni más ni menos que la letra que le sacaron al nombre de la esposa de Abraham, ya que se llamaba Saraí ("hra") y le pusieron Sará ("vra").

Extraido del libro Maianá shel Torá

Tenemos aquí un indicio a lo que dijo el ciéntifico Lavoasier, En el mundo nada se pierde, todo se transforma". Y esta teoría también había sido mencionada por el gran sabio Maimónides en su libro "Mishné Torá: Iesodei Hatorá", donde menciona los cuatro componentes de los cuales está formado todo elemento que hay en el universo, y son aire, tierra, fuego y agua. Y menciona allí justamente esta teoría, que los elementos se transforman y pasan a formar parte de otros elementos.

Y nosotros sabemos que todo lo que hay material es porque también lo hay en el plano espiritual, y vimos en nuestra sección semanal como una letra que salió de un nombre pasó a formar parte de otro, cumpliendo con la teoría mencionada, indicándonos  que tal teoría existe, por lo que corroboramos que:

No hay nada que no esté insinuado en la Torá