La Perla de Gran Valor

(Homilía para el Domingo Diecisiete del Tiempo Ordinario, Año A)

Jesús dice que el Reino del Cielo es como un comerciante buscando perlas fina. Un día él encuentra una perla de valor. Asombrado por su buena fortuna, vende todo y la compra.

Este domingo quisiera contarles de un hombre que hizo este descubrimiento. Cuando estaba en el Perú, tuve una larga conversación con un antiguo amigo - un sacerdote Europeo que vino al Perú en los años setenta. Diferente que los otros, se hizo ciudadano peruano y sacerdote diocesano. Un predicador excelente, sus homilías atrajeron a muchas personas y fueron trasmitidas por radio. También tenia un don de administración y llegó a ser la mano derecha del obispo en organizar las obras pastorales y caritativas de la diócesis.

En los últimos años sus fortunas terrenales han cambiado. Su saludo, jamás excelente, sufrió un golpe duro cuando ladrones atacaron su parroquia, matando al sacristan y su señora. Robando la rectoría, amenazaron al "Padre Giovanni" con quemarlo vivo. Además de robar toda cosa de valor, destruyeron una colección de hierbas medicinales que él había pasado veinte años en clasificar. Los ladrones evidentemente tuvieron motivos más allá del sencillo robo. Quizás fueron enviados por alguien que tenía un resentimiento contra el sacerdote.

Para hacer peor la cosa, la administración de la diócesis había cambiado hace unos años y el Padre Giovanni recibió poco apoyo en sus desgracias. Se encontró como extranjero en la diócesis que había trabajado tan duro para construir.

Después de escuchar su historia, le pregunté porque no volviera a Europa. Me replicó que su pais no le tenía nada para ofrecerle. Sus sobrinos sabían que tenían un tio en Sudamérica pero no significaba nada para ellos. Su vida estaba con la gente del Perú. En ese momento, me miró con una intensidad que jamás me olvidaré. "Sabes, Felipe," me dijo, "mi fe en la presencia de Jesús en su Iglesia nunca ha sido mayor."

Padre Giovanni encontró la perla de gran valor. Como él, otros han hecho el descubrimiento en dos etapas. La primera es el compromiso alegre de la juventud - cuando un joven se entrega sin condiciones a su esposa o acepta las ordenes sagradas. Pero viene una etapa más tarde cuando viene a ser claro que la decisión no es nuestra, que Jesús es la persona en control y que él vende por nosotros. Tiene que suceder. No podemos hacer la entrega total con nuestro propio poder.*

Da miedo - enfrentar martirio, ser un extranjero en su propia casa, perder control de la salud física o emocional. Ruego que tu y yo podamos tener la misma fe que el Padre Giovanni: enfrentar pruebas y todavía poder decir, "mi fe en la presencia de Jesús en su Iglesia nunca ha sido mayor." Jesús hablaba en serio cuando dijo que tenemos que vender todo para comprar la perla de gran valor.

**********

*Un ejemplo de literatura puede ayudar a entender esto. Los que hand leido El Señor de los Anillos (o que han visto la película) se acuerdan como Frodo aceptó la misión de llevar el anillo al único lugar donde podía ser destruido. Al acercarse a Mount Doom (Montaña de Destrucción), el anillo pesaba más y más, y Frodo estaba mas enamorado a él. Al final no podía echarlo al fuego. Tenía que ser arrancado de su dedo. En una forma similar, Jesús usa las circunstancias de nuestra vida para que hagamos la entrega final a él. No podemos hacerlo con nuestro propio poder.

English Version

De los Archivos:

Domingo Diecisiete del Tiempo Ordinario, Año A, 2002: Horno Encendido

Otras Homilías

Fotos del Perú (Julio de 2005)

Home