Al comenzar los Domingos del Tiempo Ordinario, escuchamos la palabras iniciales de Jesús: “El plazo está cumplido. El Reino de Dios está cerca. Arrepiéntase y crean la Buena Nueva.” Hoy, en la Fiesta de la Ascensión, oímos sus palabras finales. Merecen atención especial. Jesús nos dice:

Vayan por todo el mundo
y proclaman el Evangelio a toda creatura
El que crea y se Bautice, se salvará;
el que se resista creer, será condenado.

Fe y bautismo traen la salvación. Jesús no menciona otra obra buena - o, mejor dicho, fe y recepción de los sacramentos son la obra que el desea. Esto va en contra de nuestra cultura, pero cuando uno lo piensa bien, tiene sentido. Si Jesús ha tomado su lugar al derecho del Padre, como dueño del cielo y la tierra, la única cosa vital es unirnos a el. Lo hacemos por fe - que es un don gratuito - y por los sacramentos (también un don gratuito).

Los primeros autores cristianos testifican a la necesidad del sacramento de bautismo. Un documento del primer siglo, El Pastor de Hermas dice, “no hay otro arrepentimiento sino lo que sucedió cuando descendamos al agua y obtuvimos la remisión de nuestros pecados.” En el año 200 Tertuliano comparó los cristianos a pequeños peces que “según el ejemplo de nuestro Gran Pez, Jesucristo, somos nacidos en el agua.” Escribe como no tenemos seguridad si no “permanecemos en el agua.” Tertuliano tuvo palabras duras para un grupo de Gnósticos que trataron de eliminar el bautismo. Son “serpientes venenosas” cuyo veneno ha matado las almas de muchos cristianos.

Crean y ser bautizados, Jesús nos dice. Son prácticamente sus instrucciones finales. Tengo que decir que como sacerdote una de las alegrías mayores es bautizar a adultos en la Vigilia Pascual y bautizar a los niños de papás cristianos. ¡Que bello poder ofrecer tal regalo!

Para confirmar los dones de fe y bautismo, Jesús habla de milagros que los acompañan: arrojar demonios, hablar lenguas nuevas, agarrar serpientes, beber veneno mortal y sanar a los enfermos. Muchos de los signos se han cumplido en los Hechos de los Apóstoles: las lenguas diversas de Pentecostés y la protección de San Pablo después de ser mordido por una serpiente mortal. Otros signos, como la autoridad sobre demonios y la sanación de los enfermos por la imposición de las manos. Todos los signos son importantes, pero hay que recordar su propósito: conducirnos a la fe y la vida sacramental.

Durante las últimas semanas hemos visto mucha propaganda sobre una película que supuestamente iba a revelar la verdad sobre el Cristianismo. Resulta que lo que ella reveló era bien conocida por católicos: la “feminidad sagrada” que siempre hemos reconocido en la Virgen María - y hasta cierto grado en toda mujer. La verdad mayor sobre Cristianismo es mucho más impresionante: que tu y yo podemos tener un relación actual - y eterna - con el Dueño del universo. El que crea y se Bautice, se salvará.

**********